Cómo Trabajar con Arcilla

Consejos básicos

Es aconsejable amasar siempre la arcilla antes de comenzar la obra.

Si en el transcurso del trabajo la arcilla pierde plasticidad, basta con humedecerse ligeramente las manos para recuperarla. Nunca se debe añadir agua directamente sobre la arcilla.

Si se utiliza arcilla para envolver soportes interiores rígidos, es recomendable cubrir primero la superficie con papel o tela. El agua de la masa se evapora durante el proceso de secado y provoca un encogimiento que puede generar grietas o fisuras. Para evitar este efecto negativo, la superficie se recubre con un material flexible y absorbente para favorecer la contracción de la arcilla durante el secado.

Cuando se unen dos piezas de arcilla entre sí, procurar que la humedad (dureza) de ambas sea parecida. De lo contrario, la pieza más blanda tendrá un encogimiento mayor durante el secado y se despegará de la pieza más dura.

Herramientas útiles

En formatos grandes, un hilo nos sirve de ayuda para cortar la arcilla necesaria (Imagen 1).

Para hacer una plancha uniforme, usar un rodillo de madera y dos listones de la misma altura (Imagen 2).

Un vaciador metálico grande sirve para extraer grandes fragmentos de arcilla sobrante y dar forma; por ejemplo, un bol (Imagen 3).

Un vaciador metálico de dos cabezas se utiliza para retirar los pequeños sobrantes de arcilla y refinar los detalles (Imagen 4).

Para unir dos piezas de arcilla entre sí, rayar con una espátula o punzón previamente las partes a unir (Imagen 5) y mediante un pincel humedecerlas con barbotina (arcilla mezclada previamente con agua hasta conseguir una textura líquida).

En el caso de uniones en forma de ángulo, reforzar la unión con la ayuda de un churrito de arcilla extendiéndolo siguiendo el ángulo y después presionar y alisar la unión con una espátula (Imagen 6).

Una media luna de madera ayuda a eliminar las pequeñas imperfecciones en las superficies planas (Imagen 7).

Una media luna metálica permite suavizar las pequeñas imperfecciones en las superficies curvas (Imagen 8).

Para alisar y pulir superficies consiguiendo un acabado muy limpio, utilizar una esponja húmeda (Imagen 9).

Para realizar objetos huecos, pueden utilizarse soportes flexibles.

Secado

Acabado el objeto, dejarlo secar de forma uniforme, evitando fuentes de calor directas y corrientes de aire. Cuanto más lento es el secado, menor posibilidad de aparición de grietas y fisuras.

Es recomendable dejar secar el objeto sobre una superficie porosa (papel, madera, cerámica porosa, escayola o tela).

Si la pieza es muy grande o maciza, se recomienda retardar el secado cubriendo la pieza con plásticos que permitan una ligera apertura para la lenta evacuación de la humedad.

Si la pieza es totalmente plana (placa o baldosa), se recomienda dejarla secar con un peso plano encima. Ello evitará que la pieza combe o se fisure por el interior.

El secado habitual de la arcilla finaliza entre 1 y 4 días a temperatura ambiente, dependiendo del grosor y condiciones ambientales.

IMPORTANTE: tener en cuenta que la arcilla contrae (se encoge) durante el secado. Cuanta más agua contiene la arcilla, mayor es su contracción de secado y, por tanto, el riesgo de que se agriete.

Almacenaje

Una vez abierto el paquete, envolver la arcilla sobrante en un plástico bien cerrado, procurando que no queden bolsas de aire. Si la arcilla ha endurecido durante el almacenaje, pero todavía está húmeda, puede ablandarse amasándola con las manos siempre humedecidas.

Durante las interrupciones del trabajo, cubrir el objeto con un plástico o paño húmedo. Así evitaremos que la arcilla seque.

ATENCIÓN: no almacenar la arcilla a temperaturas inferiores a 0ºC. Si la arcilla se congela, pierde parcialmente su plasticidad.

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