La curva de cocción de las pastas cerámicas es una de los temas que generan más preguntas a nuestro departamento técnico. Más allá de la temperatura máxima de cocción (baja, media o alta), una curva de cocción adecuada es fundamental para obtener un buen resultado, minimizando los riesgos de roturas y defectos en las piezas durante la cocción. A continuación, te explicamos las fases o intervalos principales de una cocción convencional y las medidas que debes tomar en cada uno de ellos.

Fase de secado

Rango: 25 – 100 ºC 

Tras el secado de las piezas en condiciones naturales, éstas siguen reteniendo un cierto porcentaje de humedad en equilibrio con el ambiente del taller. Así, es conveniente iniciar la cocción con una fase de secado para eliminar el remanente de humedad y evitar posibles roturas durante la fase posterior de calentamiento.

La fase de secado se realiza a 100 ºC y se mantiene durante un periodo de tiempo para permitir evaporar la humedad residual de las piezas. El tiempo de secado dependerá del tipo de pasta, del tamaño y grosor de las piezas y de las condiciones de secado natural previas a la cocción. Dado que a 100 ºC el horno prácticamente no consume, es mejor excederse en tiempo que quedarse corto. Si el horno dispone de registro, debe estar abierto para facilitar la salida de la humedad.

Fase de calentamiento

Rango: 100 – 600 ºC

Una vez finalizada la fase de secado, se inicia la fase de calentamiento hasta 600 ºC, normalmente a 200 ºC/hora. Una vez alcanzada la temperatura, es conveniente mantener un intervalo de tiempo para facilitar la transformación alotrópica del cuarzo y la evaporación del agua estructural de los minerales de la arcilla. En el caso de que el programador de tu horno no permita hacer un mantenimiento a 600 ºC, programa el calentamiento en este intervalo a 100 ºC/hora. El registro del horno sigue abierto durante la fase de calentamiento.

Fase de vitrificación

Rango: 600 ºC - T max

Tras finalizar el calentamiento, cerramos el registro e iniciamos la verdadera cocción. En esta etapa se producen la mayor parte de cambios físicos y químicos que transforman el material arcilloso en un material cerámico duradero. El aumento de temperatura en esta fase suele ser de 150 ºC/hora hasta alcanzar la temperatura máxima de cocción.

Llegados a la máxima temperatura se recomienda realizar un mantenimiento o “palier” de 30 minutos para garantizar la completa y homogénea cocción de todo el material horneado.

Fase de enfriamiento

Rango: T max - 100ºC

Tras finalizar el mantenimiento a la máxima temperatura, abrimos el registro y dejamos enfriar el horno de forma natural. Se recomienda no abrir prematuramente la puerta del horno hasta que no esté por debajo de 100 ºC. De este modo, nos evitaremos posibles roturas provocadas por choque térmico y el cuarteo del esmalte.

Programa estándar

En el gráfico se representa la curva de cocción ideal junto a un programa estándar de un fabricante de hornos, basado en 2 rampas simples.

El programa estándar no incluye la fase de secado, la cual es muy conveniente, como se ha explicado.

Control de la temperatura

El control de la temperatura en el horno es primordial para garantizar el éxito de la hornada. Los hornos modernos están equipados con sensores y controladores que monitorean y ajustan la temperatura a la curva de cocción durante todo el ciclo, asegurando así una cocción uniforme y repetible.

Ante la duda, se recomienda el uso de conos pirométricos para verificar el calor real recibido por las piezas en la cocción. El calor depende de la temperatura del horno, pero también del tiempo en cada intervalo de temperatura, sobre todo en el intervalo de máxima temperatura. Los conos pirométricos están diseñados para fundirse en función del calor recibido, de manera que comienzan reblandeciéndose y acaban doblando. La forma final del cono nos da una indicación visual muy precisa del calor real alcanzado dentro del horno. Suelen utilizarse 3 conos: el cono “guía” que corresponde a una temperatura inferior y doblará por completo reposando sobre el soporte; el cono “de cocción”, que corresponde a la temperatura deseada y que doblará, y el cono “guarda”, que corresponde a una temperatura superior y que debe quedar intacto. Si la fusión de los conos no corresponde con el resultado esperado indica que el calor real que han recibido las piezas no ha sido correcto, ya sea por defecto (el cono de cocción ha quedado intacto) o por exceso (el cono guarda ha doblado).

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